Las 10 principales claves para adaptar la agricultura a un escenario de escasez de recursos hídricos
En muchas zonas productoras agrícolas del mundo y especialmente en las zonas mediterráneas se está produciendo una disminución de la disponibilidad de recursos hídricos para agricultura, lo cual es un gran problema ya que debemos buscar soluciones para aumentar la productividad agrícola usando menos agua (y demás recursos productivos) para alimentar de forma sostenible a la creciente población mundial.
Por una parte existe una tendencia de disminución de las precipitaciones medias y por otra parte las precipitaciones caídas se concentran en periodos de tiempo más cortos, lo cual es un desafío desde el punto de vista de la gestión de los recursos hídricos y de la gestión de los cultivos en agricultura.
Entre las causas de disminución de la disponibilidad de agua para agricultura podemos destacar: el cambio climático, que esta provocando alteraciones en los patrones de precipitación dando lugar a sequias más frecuentes y prolongadas, y cuando llueve lo suele hacer de forma torrencial; la sobreexplotación de recursos hídricos, especialmente de los acuíferos que hacen que no se recarguen al mismo ritmo al de su extracción; la contaminación del agua por actividades agrícolas, industriales o urbanas que hacen disminuir su disponibilidad y se requiera de tratamientos adicionales para su uso; la deforestación que altera los ciclos hidrológicos locales; la degradación del suelo que disminuye la capacidad de retención del agua y recarga de acuíferos; y los conflictos por el uso del agua en algunas regiones entre los diferentes sectores como la agricultura, la industria y el abastecimiento de agua potable.
La disminución de la disponibilidad de recursos hídricos para agricultura tiene como principales consecuencias la disminución de la producción agrícola, el aumento de los costes de producción, el aumento de precios de los alimentos, la perdida de cultivos, la desertificación, la intensificación de la competencia por el agua, el impacto negativo sobre la economía e incluso en casos extremos la migración.
Adaptar la agricultura a un escenario de escasez de recursos hídricos es crucial para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad económica, social y ambiental. Para ellos podemos destacar 10 claves para lograrlo:
Sistemas de riego eficientes: Implementar sistemas de riego eficientes que minimicen las pérdidas de agua por evaporación o escorrentía.
Sistemas de cultivo de alta eficiencia: Elección y diseño de sistemas de cultivo adaptados a las características particulares de cada caso, y que además sean más resistentes a condiciones de sequía.
Prácticas de conservación del suelo: Aplicar técnicas de conservación del suelo como la cobertura vegetal, el mulching y la rotación de cultivos para mejorar la capacidad del suelo para retener agua.
Captación y almacenamiento de agua de lluvia: Implementar sistemas de captación y almacenamiento de agua de lluvia para su uso durante períodos secos.
Manejo integrado de plagas y enfermedades: Adoptar prácticas de manejo integrado de plagas y enfermedades que reduzcan la necesidad de agua al minimizar la pérdida de cultivos por estas causas.
Transformación digital: Uso de la tecnología para optimizar el uso del agua y los insumos agrícolas.
Mejora genética de cultivos: Desarrollar variedades de cultivos más resistentes a la sequía y con mayor eficiencia en el uso del agua mediante mejora genética.
Uso de recursos de agua no convencionales: Hacer uso de la desalación y reutilización del agua para el aumento de los recursos disponibles, esto tiene especial importancia en las zonas litorales.
Formación: Brindar educación y capacitación a los agricultores sobre prácticas agrícolas sostenibles y técnicas para la gestión del agua de forma eficiente.
Políticas y regulaciones: Implementar políticas y regulaciones que promuevan el uso sostenible del agua en la agricultura, incluyendo incentivos para la adopción de prácticas de conservación del agua.
Estas son algunas de las claves principales para adaptar la agricultura a la escasez de recursos hídricos, pero es importante destacar que para lograrlo se requiere un enfoque integral que involucre a múltiples actores, incluyendo productores agrícolas, administraciones públicas, universidades y centros de investigación y la sociedad en su conjunto.
Commentaires