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Estrategias de mejora del suelo para aumentar la eficiencia del uso del agua en la agricultura


Para asegurar una producción alimentaria sostenible es crucial que en la agricultura se priorice la conservación del suelo, así como que se lleven a cabo prácticas que mejoren su calidad, especialmente aquellas que permitan aumentar la retención del agua con el fin de optimizar su uso.

 

Este aspecto es esencial para combatir problemas como la erosión, la pérdida de fertilidad y la desertificación. Además de proveer soporte físico y almacenamiento de agua y nutrientes para las plantas, el suelo alberga una compleja red de vida microbiana que contribuye a su salud y fertilidad. La biodiversidad del suelo, incluyendo bacterias y hongos, desempeña un papel crucial en la degradación de materia orgánica y ciclos de nutrientes como el carbono y el nitrógeno.

 

La intensificación de las actividades agrícolas y los efectos del cambio climático representan amenazas adicionales para la salud del suelo, incluyendo la salinización, erosión y pérdida de biodiversidad. Sin embargo, se reconoce cada vez más el potencial del suelo como sumidero de CO2, lo que lo convierte en una herramienta importante para mitigar el cambio climático. La gestión adecuada del suelo, considerando la biodiversidad y los ciclos naturales, es fundamental para una agricultura sostenible que preserve y mejore el medio ambiente. Esto implica evitar prácticas como la sobre-fertilización mineral y el uso indiscriminado de herbicidas, que pueden afectar negativamente la salud y la funcionalidad del suelo, así como contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero.

 

Optimizar el uso del agua en la agricultura es esencial para garantizar la sostenibilidad y la productividad a largo plazo, y entre las medidas que se pueden llevar a cabo para hacerlo está la mejora del suelo con el fin de maximizar la retención del agua en el mismo, lo que se traduce en un aumento de la eficiencia en el uso del agua, tanto si se trata de agua de lluvia como si se trata de agua de riego. Entre las estrategias para conseguir esto podemos destacar:

 

  • Aumento de la materia orgánica: El aumento de la materia orgánica tiene como resultado la mejora de la estructura del suelo, aumentando su capacidad para retener agua y nutrientes. El compostaje, la aplicación de residuos orgánicos y la rotación de cultivos son formas efectivas de aumentar los niveles de materia orgánica en el suelo.

  • Agricultura regenerativa: La agricultura regenerativa es una aliada en la mejora de la calidad del suelo, ya que tiene entre sus objetivos el aumento de la materia orgánica del suelo y el uso de cubiertas vegetales.

  • Prácticas de conservación del suelo en cultivos extensivos: La erosión del suelo reduce la capacidad de retención de agua y disminuye la productividad agrícola. Implementar prácticas como la siembra directa y reducir o eliminar el laboreo reducen la erosión y mejorar la estructura del suelo, permitiendo una mejor retención del agua. Esto adquiere especial importancia en zonas áridas o semiáridas.

  • Uso de cubiertas vegetales en cultivos leñosos: Las cubiertas vegetales protegen el suelo de la erosión, mejoran su estructura y aumentan la materia orgánica. El tipo de cubierta vegetal a implantar, así como su manejo dependerá de las características particulares de cada caso.

  • Empleo de sistemas de riego de alta eficiencia: Emplear sistemas de riego de alta eficiencia como el riego por goteo, así como la realización de una programación óptima del riego basada en el empleo de tecnología reducirá las pérdidas de agua por evaporación y escorrentía, maximizando la cantidad de agua disponible para las plantas.

  • Mejora de los microorganismos presentes en el suelo: Identificación de los microrganismos presentes en el suelo y mejora de los mismos mediante técnicas de biotecnología con el fin de mejorar la calidad del suelo.

  • Uso de acolchados o mulching: Aunque no se trata de una técnica de mejora del suelo, su uso en las líneas de plantación principalmente evita la evaporación del agua del suelo y por consiguiente tiene como resultado el aumento de la disponibilidad de agua para las plantas.

 

Al combinar estas estrategias y adaptarlas a las condiciones específicas de cada región y tipo de suelo se puede mejorar significativamente la capacidad de retención y el uso eficiente del agua en sus cultivos.

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